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Titulo: La Nana

Pairing:Spru

Autor: Sweety87 // Sweety_89 en LJ

Los personajes no son míos, pertenecen a Joss Whedon, Mutant Enemy, la W.B, UPN y FOX, o quien sea que tenga ahora sus derechos, y sólo los uso para contar estas historias. Las cuales si me pertenecen, y por las que no persigo ningún fin comercial.


Quiero dedicarle este fic, en especial a Demonio, ella ya sabe por que




La noche ya ha terminado, y en algún lugar Drusilla escucha a la perfección como llora un bebé, pidiendo que su madre le alimente. Odia ese bebé, odia ese sonido. Cierra los ojos con fuerza y se tapa los oídos, mientras se balancea en una esquina del cuarto adoselado, al son de una melodía que solo ella puede escuchar, y que sale de los labios de la mujer que recoge al bebé de la cuna.

Spike entra en el dormitorio después de una noche de caza, de nuevo en solitario. Sabe perfectamente donde se encontrará a Dru, pero como cada amanecer se preocupa al verla sentada en esa esquina, cubriéndose la cara con los brazos. Pero nada hará que Dru se levante de esa esquina, no hasta que llegué el nuevo sol de mediodía, no hasta que Spike se quede dormido.

Pero aún así, el vampiro rubio repite el itinerario, intenta varias veces levantarla de esa esquina, la dice dulces palabras, la promete suculentas recompensas, pero acaba dándose por vencido, esa noche tampoco la moverá.

Se acuesta en la cama, desnudo, intentando a la desesperada seducirla, y que ella desee una noche de sexo salvaje, como tantas veces antes lo han hecho. Pero Dru ni se inmuta, ni siquiera lo mira, sus sentidos están ocupados totalmente, pues sigue escuchando esas lágrimas de bebé, y de fondo esa horrible y tierna nana que su madre le canta para que se calle. Día tras día ese cantar, noche tras noche ese presentimiento. Nada le saca esas lágrimas de la cabeza, nada parece conseguir que se olvide del nombre de esa criatura cuya existencia despierta un sentimiento que la vampira jamás había vivido con anterioridad. Ese bebé tiene apenas 10 días, pero se ha convertido en el rival de Drusilla desde la primera vez que escuchó su llanto.

Pero ese amanecer pasa algo inusual, algo que Spike jamás llegaría a comprender, aunque lo intentase. El dormitorio esta igual que siempre, y él descansa sobre la cama como tantos otros días, no puede conciliar el sueño, pero tiene los ojos cerrados. Algo ha cambiado en ese dormitorio, Drusilla ha variado su posición. Sigue balanceándose enérgicamente mientras en esta ocasión tararea una nana triste y cruel, a la vez que solloza. Y Spike lo escucha todo.

El miedo invade su corazón muerto y sin dudarlo salta de la cama y se abalanza contra su princesa, dispuesto a descubrir la causa de su dolor, dispuesto a matar a quien haga falta.

La observa con delicadeza, mientras retira el pelo de su cara. Le duelen esas lágrimas perladas que recorren su cara, por eso se deshace de ella con el pulgar. La besa en la frente, esperando que el contacto de sus labios la reconforte. Pero ella no reacciona.

- Dru, nena… ¿Qué te ocurre?

La vampiro sigue pérdida en su mente, en si misma, solo tararea.

- “Madre, que hermosa noche… cuantas estrellas”

Spike se asusta aun más si cabe, y la agita un poco, intentando que vuelva al mundo del que él es parte, pero Drusilla esta absorta mirando al infinito. Mirando como el bebé se duerme en brazos de su madre, que sigue canta esa dulce nana que Dru se sabe de memoria. Por eso, la joven vampira se esfuerza aún más, para que su propia melodía opaque la dulce canción de la madre del bebé.

- “Ábreme la ventana que quiero verlas”- sigue tarareando - “no, hija mía que estas enferma”

Y de pronto, abre los ojos con violencia y observa como Spike la mira aterrado.

- Se ha dormido – dice ella con pesar – no escuchó mi canción… pero si la de ella… y ahora duerme… y la odio.
- ¿Qué ocurre, pet? – susurra el vampiro rubio acariciándola la mejilla.

Pero Dru no contesta, se acurruca en el pecho de su caballero de negra armadura y se deja abrazar.

- Me da miedo, Spike, sus ojos… no quiero que crezca… no quiero que la señorita Edith juegue con ella… no quiero que tu la mires – Drusilla vuelve a sollozar - no quiero que ella te toque.
- No mi vida –asegura Spike meciéndola como si su princesa fuese en realidad un bebé- nada hará que yo aparte mi mirada de ti, nadie podría alejarme de ti, jamás.
- ¿Lo harás?- pregunta dubitativa mientras abre mucho los ojos- ¿La mataras por tu princesa?

Spike asiente sin dudarlo, y la coge en brazos. Satisfecho de por fin levantarla de esa esquina, y la tumba en la cama con delicadeza, dispuesto a amarla, para que ella no llore más, para que se sienta querida, y para que olvide ese bebé, que Spike aún no conoce, pero que si fuese necesario mataría de un solo mordisco.


En la otra punta del planeta, una mujer prepara el desayuno, mientras su marido la besa en la cara.

- ¿Ya se ha calmado?
- Oh si, Buffy es una niña muy buena.

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